Una vez recorrido todo el Rajasthan ya teníamos ganas de irnos hacia lugares más tranquilos, menos caóticos y sin tanta gente, lo nuestro no son las aglomeraciones, eso ya lo tenemos comprobado.
Hay gente a la que le ha gustado mucho el norte, pero a nosotros especialmente no, y necesitábamos un poco de descanso, así que como habíamos leído que el sur no tiene nada que ver con lo visto hasta ahora, teníamos muchas ganas de hacer esta segunda parte del viaje. Con lo que mochilas a cuestas salimos desde Udaipur rumbo a Goa, (la playa nos llamaba).
La llegada a Goa nos sorprendió porque de primeras vimos mucha más organización, se respetaban mucho más los carriles y los sentidos de los coches, no escuchábamos pitidos cada dos por tres y oye, eso te anima un poco.
El lugar en el que decidimos quedarnos fue Palolem, un pueblo pequeño pero con justo lo necesario para pasar nuestros días allí. Las playas de aquella zona no son paradisíacas, no nos vamos a engañar, pero tienen su encanto, además se nota cierto ambiente relajado y hasta un poco hippie.
Además una de las cosas que más ilusión le hacía a Pau de todo el viaje a India era poder conducir la mítica Royal Enfield, que aunque ya no se fabrica en India, sigue siendo el vehículo oficial del país y que mejor que hacerlo recorriendo algunas de sus playas.
El alquiler de la moto pensamos que iba a estar más complicado por esto de no tener carnet, y no tener mucha idea tampoco de conducirla, pero con preguntar en un par de sitios, pasaporte en mano, y regatearles el precio del alquiler, en dos minutos puedes tener las llaves.
Así que una vez puestos en la carretera estuvimos recorriendo algunas de las playas de la zona, comenzamos por Patnem, de allí nos fuimos camino a Khola y terminamos el recorrido por Agonda, que son playas tranquilas, algunas más rústicas que otras pero con un ambiente bastante agradable.
Pero como no podíamos quedarnos muchos más días tumbados panza arriba en la playa y debíamos continuar nuestro camino, volvimos con nuestras mochilas y tomamos dirección Hospete para ir de allí a Hampi.
Este tramo lo hicimos de nuevo en tren, pero esta vez tuvimos nuestra primera experiencia con la sleepper class. La red de ferrocarriles indios tiene numerosas clases de trenes que van en función de cuanto quieras y puedas permitir gastarte. Nosotros no queríamos irnos de India sin vivir la experiencia de un viaje en esta clase, y la verdad que no tiene desperdicio. Es como ir viajando con Ryanair pero a lo bestia.
No sabíamos muy bien por qué había tanto jaleo con los indios yendo y viniendo por los pasillos, pero sucede que muchos no viajan con asiento reservado sino que tienen que ir sentados donde medianamente puedan, con lo que andan luchando por poder tener un pequeño espacio, puede incluso llegar a estar una sola litera con siete personas juntas sentadas o más.
Pero como si esto no terminara aquí debemos sumarle el respectivo paseo que se dan los vendedores de Chai (el famoso té), el vendedor de comida, al que le puedes pedir por encargo, los que te venden todo tipo de galguería, los revisores del tren, y lo más extravagante de todo, grupos de travestis dando palmas y pidiendo propina, aquí los indios no escatimaban en darles dinero, no sabemos muy bien si para quitárselos de encima o para prevenir cualquier tipo de mal agüero.
Así que descansar en estos trenes es bastante difícil, aunque bien es cierto que no te va a faltar entretenimiento, pero la experiencia de compartir con los Indios estos momentos no tiene precio.
Nos vamos de Goa con la sensación de que es un buen sitio para descansar y coger fuerzas para continuar, porque aunque no lo parezca, ser mochilero cansa mucho.
Veci!! Encantada con las fotografías, inmensos, desconocidos y maravillosos lugares los que nos muestras.
Muchas gracias vecina! Nos gusta mucho que las fotos no pasan desapercibidas! 🙂 en unos meses tendremos Colombia! Así que vete guardando un hueco para vernos!