Dejábamos los kiwis de Nueva Zelanda para comenzar una nueva etapa de nuestro viaje por el mundo en Latinoamérica.
Porque tienes muchas ganas de poder hablar en tu idioma después de pasar varios meses por Asia, de pedir comida y que no sea básicamente a base de arroz, de la variedad de fruta, de papas, de carnes y un sinfín de cosas que sabes que vas a encontrar por estas tierras, así que cualquier destino valdrá la pena o bueno casi cualquiera.
Así que empiezas a hacer una lista de los países que te gustaría conocer en esta segunda parte de tu viaje y por supuesto México está entre los primeros de esta lista.
Hay una atracción especial con este país que no sabes explicar muy bien. Quizás es su cultura lo que te atrae, sus pirámides, su comida, sus playas o quizás es porque sabes que vas a reencontrarte con viejos amigos. Bien sabes que les debes una visita desde hace mucho tiempo.
Así que llegas después de muchas horas de vuelo a Ciudad de México. Una ciudad enorme pero que con el paso de los días te dejará muy sorprendido tanto por su riqueza cultural como arquitectónica. La llegada te marca un antes y un después en este viaje y por primera vez en mucho tiempo (o quizás la primera vez), alguien te esta esperando en el aeropuerto con un cartel con tu nombre. Así que esto ya promete.
Te sorprende lo grande que es esta cuidad de camino a casa, te sientes un poco agobiado y pequeño por sus dimensiones, por su tráfico. Pero en tu interior sabes que aquí lo vas a pasar muy bien. Además cuentas con el plus de tener amigos locales, que se van a encargar de enseñarte lo mejor y más bonito, te darán consejos, recomendaciones, te dirán que ver y que no ver.
Tendrás tanta información que por primera vez también no vas a tener que buscar en internet “Que ver en México”. Ya que tus amigos te conocen bien y saben que ciudades, playas y pueblos te van a gustar. Es como viajar con un servicio de guía personalizado.
Así que después de disfrutar de un rico desayuno típico mexicano, en un hermoso edificio que bien podría ser un parador en España, conocido como la Casa de los Azulejos, hoy día usado como restaurante, empiezas tu recorrido por el centro y casco histórico de la ciudad. Con su famoso Zócalo o Plaza de la Constitución te haces una idea de las enormes dimensiones de este país, porque aquí en México todo es a lo grande, hasta las banderas que ondean en sus plazas.
Sin embargo como eres de los que disfruta perdiéndose por las callejuelas de las ciudades, no desaprovechas oportunidad para salirte de sus calles turísticas y recorrer los mercados tradicionales para disfrutar además de sus comidas callejeras que son una delicia.
Caminas tanto que pierdes la noción del tiempo. Recorres tantas calles que terminas encontrando sin necesidad de un mapa edificios impresionantes como la Catedral Metropolitana, la plaza Garibaldi y un edificio que te llama especialmente la atención por su belleza, el Palacio Postal o edificio de Correos. Todos estos te recuerdan que efectivamente aquí estuvieron los españoles y que dejaron entre otras cosas una gran riqueza arquitectónica.
Así que cuando te das cuenta estás frente a una de las vistas más bonitas de la ciudad observando el atardecer frente al Palacio de Bellas Artes. Y aunque el aire en Ciudad de México no es el más limpio de todos y por algo es una de las ciudades con más contaminación, tienes la fortuna de poder observar su atardecer con cierta claridad, aunque igualmente bonito es verlo desde el Monumento a la Revolución.
Pero como también tienes curiosidad por su cultura, con la cantidad de museos que hay en la ciudad tendrás una gran oferta para aprender más de su historia y de su arte. Unos de los más destacados son el Museo de Antropología, el Museo de Arte Moderno, el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Frida Khalo.
Además cerca de este último en el pueblo de Xochicalpa, si vas un domingo en la tarde podrás sumergirte en un ambiente dominguero 100% mexicano, lleno de artistas en sus plazas, donde podrás disfrutar además de sus quesadillas fritas, churros y chicharrones. Eso es lo que más te gusta.
Aunque como tanta ciudad te agobia y necesitas un poco de descanso te vas al parque de Chapultepec, ubicado en pleno centro de la ciudad, considerado como uno de los más grandes de su tipo. Aquí te puedes quedar una tarde entera paseando por sus prados, recorriendo su enorme lago o visitando el Museo de Historia.
Por suerte Ciudad de México no es sólo ciudad sino que también hay muchos pueblos en sus alrededores que bien merecen la pena visitar.
Así que sabes que cerca de Ciudad de México hay unas ruinas mayas que no dudas en ir a visitarlas. Aunque el transporte en Ciudad de Mexico no es de tus favoritos, te armas de paciencia y llegas hasta Teotihuacan, donde se encuentran las famosas pirámides del Sol y La Luna. Aquí ya el calor aprieta pero nada que una buena cerveza no pueda refrescar.
Y hablando de pueblos decides ir a visitar también las grutas de Cacahuanilpa. Donde curiosamente sus guías no te explican de forma geológica sus formaciones sino de forma didáctica las figuras que encuentras en sus piedras. Así que echándole un poco de imaginación te harán comparaciones con figuras religiosas y con dibujos animados.
Sin embargo tanta piedra te da calor, así que te vas al pueblo de Tepoztlan, famoso por sus helados y que son considerados los más ricos de la región. Como aquí en Mexico a todo le cambian el nombre, los helados ya no serán llamados así, sino que tendrás que pedirlos como Tepoznieves.
Y ya que estás de paso por allí subes a visitar el Templo de Tepozteco, y aunque todo te suena a trabalenguas te vas con tus “tepozganas” a seguir recorriendo este país que ya te ha robado el corazón desde el primer momento.
tepozinteresante
Jejeje… Son muy curiosos estos nombres! Saludos!