Comer en un viaje largo sin morir en el intento I

El tema gastronómico era una de las cosas que menos nos preocupaban antes del viaje ya que no somos delicados con la comida aunque es cierto que nos gusta la cocina y darnos nuestros homenajes en restaurantes decentes de vez en cuando. Además yo llevo hasta el final la máxima de las abuelas de “¡cuando vayas de visita cómete todo lo que te pongan!” y así me ha ido.

En un viaje de este estilo y yendo a los lugares donde comen los locales puedes encontrar de todo, desde auténticos manjares hasta platos de dudosa procedencia, por eso tras varios fiascos y otras tantas cagaleras no tardamos en aprender lo que sería nuestro primer mandamiento culinario: ¡No inventes!

Con esto lo que quiero decir es que al entrar a un restaurante hay que fijarse en lo que está comiendo la gente con pinta de ser de allí y aunque en la carta haya veinte platos con nombres  llamativos bajo ningún concepto los pidas, cíñete a pedir lo que está comiendo el de la mesa de al lado, el guiri no, el otro. Vivirás más y tu estómago lo agradecerá.

También ocurre en España como en otros países que es corriente ver las puertas de los restaurantes decoradas con las fotos de los platos que sirven y generalmente se asemejan a la realidad aunque unos en mayor medida que otros, pues ese fue nuestro segundo error. En algunos lugares  se dedican a descargar fotos de no sé donde, imprimirlas y anunciar los platos como suyos, así puede ocurrirte que entres a un lugar de pollo frito estilo KFC y te pongan un trozo de algo chamuscado que dudas alguna vez haya estado vivo.

Mención a parte merece el tema del picante. México ha tenido siempre la fama como explicamos en esta entrada pero en nuestra opinión el caso de países como India o Sri Lanka es mucho peor, allí condimentan las comidas como si no hubiera mañana y para ellos un plato sin picante es como para nosotros algo insípido, no les sabe a nada. La tabla de equivalencias para alguien que soporte medianamente el picante sería algo así:

Por favor sírvame el plato sin picante = Picante medio pero soportable

Sin especificar nada al camarero = Te hará falta una cinta como los tenistas para que el sudor no te entre a los ojos

Camarero, que pique bastante = Suele ocurrir cuando el camarero no habla inglés y entiende “mucho” cuando tu querías decir “nada” picante. En este caso con solo probarlo llorarás como una magdalena y no habrá cerveza en el mundo que lo calme

El problema que vemos nosotros en muchos de los países asiáticos es que a parte de la poca variedad, no diferencian el desayuno, de la comida o la cena, pueden comer perfectamente sopa de noodles o arroz a cualquier hora del día y eso al cabo de varios meses puede resultar muy cansino, además de que nuestro sistema digestivo no está acostumbrado a tanta fibra, lo que conlleva a que más de una vez tengas que pegarte un sprint cual Usain Bolt en busca del WC más cercano. También es cierto que depende de la forma de viajar de cada uno, si te alojas en hoteles buenos seguramente ofrezcan de todo en el menú.

Puede sonar ridículo pero para nosotros unos de los momentos más grandes desde el punto de vista gastronómico fue cuando dimos el salto de Indonesia a Australia y entramos a un Aldi, sí el supermercado, casi se nos saltan las lagrimas recorriendo los pasillos y viendo que había de todo.

Porque es curioso como cambia la percepción de la comida, seguramente nunca nos han sabido tan bien unos fideos como después de caminar tres días por la montaña y cocinar una sopa de sobre,  supongo que es normal, pasar tanto tiempo sin probar el jamón acaba pasando factura.

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