Ruta por el sur de Malasia: entre la modernidad y la jungla más profunda

Uno de los grandes retos que supone organizar un viaje por Asia durante varios meses es hacer que no te coincida con los monzones o su temporada de lluvias, ya que esto puede hacer que pases varios días seguidos esperando a que escampe sin poder disfrutar a pleno del país, porque en climas tropicales como este no suele chispear, aquí cuando llueve lo hace con ganas.

A nosotros la visita a Malasia nos coincidió con el monzón que entra por la costa este, así que sitios como las archiconocidas islas Perhentian no las pudimos visitar debido a que el servicio de alojamientos y transporte es escaso o casi nulo, con lo que es difícil llegar hasta allí. Así que hemos repartido nuestra ruta entre las principales ciudades y parques naturales del país.

Nuestro primer destino fue Kuala Lumpur o KL como la llama la gente, una ciudad moderna a la vez que tradicional. En ella podrás recorrer infinidad de barrios a cada cual más diverso, desde pasear por las calles del barrio indio, degustar la comida callejera del barrio chino, hasta dejarte embriagar por los olores y sabores de una de las calles más culinarias, Jalan Alor, donde te puedes encontrar todo tipo de puestos de comida con infinidad de platos a precios bastante económicos.

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Además es una ciudad bastante fácil de visitar ya que tiene un sistema de transportes bien organizado, puedes elegir entre monorail, metro e incluso tienen algunas líneas de buses gratuitas por el centro, lo que permite ahorrar algunos ringgits.

Otro de los atractivos turísticos y quizá mas importantes que le viene a uno a la cabeza cuando se nombra  Malasia son sus altísimas e imponentes Torres Petronas, que aunque ya perdieron el título de edificio más alto del mundo, sigue impresionando su arquitectura. Detrás de estas torres hay un hermoso parque, ideal para parar a descansar un rato, si además lo haces al anochecer podrás disfrutar de un espectáculo gratuito de agua, luces y música.

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Coincidiendo con el cumpleaños de Pau nos dimos un pequeño capricho y pasamos la noche en un apartamento con una piscina en la azotea de las que quitan el hipo. Las vistas desde estas alturas son impresionantes y por lo que cuesta la habitación, unos 30€ al cambio, está más que justificado saltarse el presupuesto, hombre, hay que darse un lujo de vez en cuando!

Así que KL ha sido una ciudad que nos ha encantado y no llegamos a cansarnos de estar allí, puedes pasar varios días paseando de un sitio a otro sin sentir agobio. Pero como nuestro viaje debía continuar seguimos la ruta hacia la ciudad de Melaka al sur de país.

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Al estar cerca del estrecho fue durante mucho tiempo un puerto internacional estratégico, hoy en día es sólo una ciudad turística aunque con bastante encanto, ya que tiene un paseo rodeando el río y muchos grafitis. Aprovechamos para ir en fin de semana que es cuando la ciudad tiene más movimiento debido al mercado callejero que se monta por las calles del centro con comida y todo tipo de souvenirs.

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Te sorprenderá ver que una de las atracciones turísticas más solicitadas por los asiáticos son sus rickshaws decorados con temáticas del tipo Hello Kitty, Pikachu y un sin fin de personajes de animación adornados con luces y música a todo volumen bastante psicodélico, que recorren las principales calles de la ciudad.

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Además debido a su cercanía con Singapur aprovechamos nuestro viaje al sur de Malasia para ir a conocer este país, en el siguiente post narraremos que tal fue nuestra corta pero intensa visita.

Una vez de vuelta a Malasia volvimos con nuestras mochilas a la capital y de allí partimos hacia Taman Negara, un parque natural ubicado en el centro de la península donde nos adentramos en lo más profundo de una de la selva tropical más antigua del mundo.

Allí se pueden recorrer infinidad de rutas a cada cual más difícil, aunque también se pueden hacer rutas de domingueros bastante accesibles recorriendo distintas pasarelas, entre ellas el puente colgante más largo del mundo.

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Pero si tu espíritu aventurero te pide más, puedes hasta incluso dormir en la selva durante varios días. Eso sí, lo único malo de ir en esta época son la cantidad de sanguijuelas que hay en el camino y que pueden resultar bastante desagradables.

Nosotros no somos muy valientes con este tipo de animales, la verdad, y aunque intentamos hacer una ruta de las buenas, a mitad de camino nos encontramos a un señor el cual nos advirtió de que a partir de ese punto había una cantidad enorme de sanguijuelas a la vez que se las iba arrancando de las piernas, en ese justo momento nos dimos media vuelta y volvimos por donde habíamos llegado ya que no queríamos pasarnos la Noche Buena sanando las heridas que te dejan, para qué sufrir sin necesidad.

Cruzando el río que bordea este parque natural se encuentra el pueblo de Kuala Tahan con algunos guesthouses y restaurantes flotantes junto a la orilla del río, pero no mucha vida social, además sus habitantes son musulmanes por lo que pasamos Noche Buena cenando pizza en el único restaurante que al menos tenía un mini árbol de Navidad.

2 comentarios:

  1. Sois afortunados de poder hacer un viaje así! Disfrutad mucho y seguir contándolo a los que no podemos ir y tenemos que conformarnos con soñar y vivirlo a través de vuestras fotos y vuestros comentarios.

    • Muchas gracias Yoli!
      NO nos podemos quejar, la experiencia es única y no la cambiamos por nada ahora mismo. Seguiremos contándolo todo lo mejor que podamos. Besos!

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